TORMENTAS IMAGINARIAS

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Quiero caer en un letargo
y dejar mi destino en tus manos,
No quiero saber si dejo rastro, 
ni adonde conducen mis pasos.

Canciones de cuna y de rabia se mezclan en la madrugada,
en mi cabeza rugen tormentas imaginarias... 

(091, Album "Tormentas Imaginarias", 1993)


Llegará, amigo, la tormenta llegará, y no será de las agua, viento o fuego, sino de aquellas en las llueve ira, dolor y llanto, porque los daños que dejan a su paso no se reparan con cemento ni dinero, y sus víctimas, se irán pudriendo lentamente, poco a poco.

¿Qué nos importa?

Son los temporales, las malas rachas, los que ponen a prueba nuestras opciones de amparo, de ayuda, de refugio. Sin embargo, veo que en la mayoría de las ocasiones nos preocupa más ponernos a salvo nosotros mismos, sin mirar qué o quién dejamos atrás. El mismo vendaval que hemos provocado nos asusta más que a los que realmente está destrozando. ¿Porqué, en vez de huir, nos d amiedo ayudar al indefenso, al que más lo necesita?, y sobre todo ¿porqué no dejamos de ser nosotros mismos la tormenta?

Se acercan días de algo más que amistad. Todo serán buenos deseos y propósitos, pero seguramente volverán a quedar olvidados y a la deriva en medio de nuevos temporales. Tal vez, este sea el momento de no pensar sólo en nosotros y sí, algo más, en aquellos que no tienen refugio. Al final, ojalá que, lo que haya pasado sólo sea el fruto de un mal sueño, y, no deje de ser una simple tormenta imaginaria.

Cámara NIKON D200
Abertura f16
Velocidad 1/80sg
Objetivo Nikon 18-200 mm VR f/3.5-5.6
Longitud focal 18mm (27mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW 

ADHAN

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El sol comenzaba a caer sobre los tejados de la Medina, y al fondo, se esforzaba por alcanzar, por última vez en el día, las cumbres de las blancas montañas que se erguían inmóviles viendo como poco a poco, la luz cálida del día se iba transformando en un oscuro manto que daría lugar  a una nueva noche en Tetuán. Un inquietante sonido empieza a recorrar la Medina de lado a lado. Al principio es un rumor lejano que poco a poco se convierte en un canto que se propaga por todos sus rincones. Se trata de Al-dhan, la llamada a la oración.

 La actividad empieza a decaer, y la antes poblada Medina, se va vaciando, los puestos y tiendas se cierran, al ritmo que la voz del almuédano va desapareciendo entre las callejas. 

La tarde se desploma y nos deja, finalmente, un atardecer que nos devuelve en el tiempo hacia atrás, lejos de los ruidosos anocheceres de las grandes ciudades, en los que rara vez somos conscientes de que otro día más ha pasado sin caer en la cuenta de todo lo que hemos dejado de hacer, ver o escuchar. Aunque, tal vez, y pensándolo bien, el mejor atardecer de todos es el que sucede todos los días.

Cámara NIKON D200
Abertura f7.1
Velocidad 1/30sg
Objetivo Nikon 18-200 mm VR f/3.5-5.6
Longitud focal 18mm (27mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Prioridad a la apertura
ISO 160
Calidad RAW

EL ÚLTIMO PASEO

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Hablar sobre un amigo es difícil y más aún lo es despedirse. Tal vez, el problema es que no nos supimos despedir. Parecía que siempre iba a estar ahí o no veíamos el momento de regalarle un poco más de nuestro tiempo, de compartir un pequeño comentario o una simple noticia de la tele.

Ahora es cuando comprendemos que, a lo largo del camino, la vida nos regala la presencia de un ser irrepetible al que tuvimos la suerte de conocer. Una persona serena, tranquila, sencilla, a la que jamás le ví un mal gesto o una mala cara. Una persona, sencillamente, buena. Sin más. Ese tipo de persona a la que nunca le venía mal nada y que, en ocasiones, rayaba lo ingénuo; pero que cada mirada, cada beso o abrazo, quedará para siempre grabado en mi corazón.

Pepe, espero que tu último paseo haya sido sereno...como tú lo fuiste.

Hasta siempre.


Cámara NIKON D200
Abertura f11
Velocidad 1/80sg
Objetivo Nikon 18-200 mm f/3.5-5.6
Longitud focal 35mm (52mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW

CASA DE CAMPO

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Bueno, parece que ya ha llegado realmente el otoño. El fresco de la mañana de estos últimos días se ha ido convirtiendo en algo más frío y húmedo. En el campo el sol ya no calienta igual y las ráfagas de viento refrescan los sentidos. El aire trae consigo olores que han estado enmascarados por el calor del verano: olor a hierba seca y que se ha humedecido por el rocío de la mañana; a tierra mojada por las primeras lluvias de la temporada, que invita a pasear antes de que el frío del invierno nos haga preferir el calor de nuestras casas. 

Los colores se vuelven más brillantes, nítidos, atrás quedan las tonalidades desvaídas por las calimas del verano, y el horizonte se percibe como más cercano, aunque igualmente inalcanzable. Y la naturaleza apaga la actividad estival buscando la quietud y el letargo invernal.

Cámara NIKON D200
Abertura f11
Velocidad 1/60sg
Objetivo Nikon 18-200 mm VR f/3.5-5.6
Longitud focal 70mm (105mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW
a partir de 3 tomas verticales 



SIGILO

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Sigilo (n.): Secreto con que se hace o trata una cosa. Silencio. Discreción.

Observando esta rosa me llevó a pensar: ¡qué poco discretos solemos ser!. Nos gusta destacar en todo, pero no sólo eso, si además podemos conseguir que todo el mundo se fije en nosotros, mejor aún. Actualmente, para ser "alguien" en nuestra sociedad es necesario que se hable de nosotros. Somos vanidosos, imprudentes,  casi ruidosos en lo que atañe a nuestra imagen y nuestras acciones.

Tal vez, si fuésemos más discretos, si actuásemos con más sigilo, nuestros actos tendrían realmente el valor por el cual los hacemos, y no por el simple "qué dirán", o por el vanidoso "es que lo ha hecho EL (con mayúsculas, es obvio)".

Pero claro, entonces dejaríamos de ser "alguien"...



Cámara NIKON D200
Abertura f3.5
Velocidad 1/80sg
Objetivo Sigma Macro 105 mm f/2.8
Longitud focal 105mm (157mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW

MAGNOLIA

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Las flores como una de las manifestaciones más vistosas de la naturaleza captan y embellecen los sentidos, tanto los racionales como los irracionales. Se convierten en una tentación para un propósito de vida. Las flores hablan, nos cuentan relatos e historias de vida que hay que saber escuchar e interpretar.

Por qué no escucharlas?
Magnolia: amor por la naturaleza, simpatía.

Cámara NIKON D200
Abertura f5.6
Velocidad 1/50sg
Objetivo Nikon 18-200 mm VR f/3.5-5.6
Longitud focal 200mm (300mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW
Recortada un 15% por arriba y laterales
 

Y AL FONDO...OTRO SACO?


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Eso mismo pensé justo antes de hacer la foto. Con motivo de trabajo he pasado unos días en Marruecos, para ser más precisos en Tetuán. La verdad es que no hemos tenido mucho tiempo libre pero un par de días nos escapamos para conocer de cerca la zona de la medina y el centro histórico de esta ciudad. Yo hacía alrededor de 10 años que fui por primera, y única vez, hasta este momento. Parecía que el tiempo no había cambiado nada. estaban las mismas tiendecillas abigarradas de las más variadas cosas que uno puede imaginar, aunque con cierto orden, ya que allí todavía existe los barrios por oficios. Digo barrios por no menospreciar lo que allí se ve, huele, oye y siente, en definitiva se todo lo que allí se vive, ya que estos quedan reducidos apenas a unas pocas callejas tortuosas donde todos los sentidos se entremezclan.

Tras unos intentos de hacer algunas fotografías, tarea que no resulta del todo fácil ya que la gente es bastante reacia a dejarse fotografiar, me adelanté a mis compañeros y enfilé esta calle en la que, como cosa inusual, no había nadie. ¿Nadie?. Al fondo, dejada como aparcada en una silla de ruedas se encontraba una señora, no muy mayor, pero bastante ajada y estropeada por el paso del tiempo. Tras hacer la fotografía continué caminando en dirección a la señora. No se oía nada ni nadie, tan sólo a mi espalda los pasos de mis compañeros acercándose. Una vez llegué a su altura me asomé al recodo que hacía la calle y...allí no había nadie. Miré de arriba abajo a la mujer y pude observar sus pies sucios, piernas inflamadas y sobre todo su mirada vacía, que levemente se le escapaba del raído hiyab morado que le cubría la cabeza.



Ella ni siquiera me miró o hizo ademán de interesarse por mí. Posiblemente ya no se interesase por nada. ¿Qué pasaría por su mente?. Esta pregunta me estuvo rondando por la cabeza el resto de los días que estuvimos allí, y aún continúa. Ahí surge la eterna pregunta, cada vez más cotidiana, de  ¿porqué se nos puede escapar una lágrima al ver un animal herido o maltratado y nos mostramos indiferentes con las personas?, no sólo las que tenemos a nuestro alrededor, sino también con las más allegadas, nuestros mayores, hijos o personas que en algún momento hemos y nos han querido. Creo que nadie tiene la respuesta. Está en nuestra naturaleza autodestructiva. Todo aquello que no nos sirve para algún fin directo se desecha. 

Así somos.


Cámara NIKON D200
Abertura f3.5
Velocidad 1/15sg
Objetivo Nikon 18-200 mm VR f/3.5-5.6
Longitud focal 18mm (27mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Prioridad a la apertura
ISO 160
Calidad RAW

¿CUANDO SE DESPIERTAN LOS CARACOLES?

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"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir". (Coronel Walter E. Kurtz (Marlon Brando), en Apocalypse Now,1979)


Cámara CANON PowerShot S90
Abertura f2,8
Velocidad 1/500sg
Longitud focal 6mm

Medición Matricial
Modo: Prioridad a la abertura (Av)
ISO 80
Calidad RAW

LA ÚLTIMA VEZ QUE LA VÍ



"La última vez que la ví
se fue doblano la esquina,
donde se tuercen los sueños
y se apagan los ecos de palabras antiguas..."
(Por sus heridas, J.I. García Lapido)

Cuenta la historia que la palabra maniquí proviene del holandés manneken, que significa "hombre pequeño". Un maniquí en nuestra cultura sirve de decoración, de portador de prendas de vestir. Se exhiben para vender. Deben estar impolutos, limpios, siempre sonriendo o con semblante serio, casi desafiante, pero mostrándose como un reflejo tangible de cómo nos gustaría que no viesen. Tan altivos y perfectos...

Somos capaces de ver, casi sin inmutarnos, a personas sucias, andrajosas y con el mismo sentimiento de vacío en sus ojos, pero da igual, son personas. Eso no importa. Pero nos produce cierta repulsa observar un maníquí roto, desmelenado. El maniquí se muestra como símbolo de la mujer y el hombre impecable, perfectamente formado y vestido, y perfectamente arreglado en el sitio perfecto. Ofender el glamour de un maniquí eso sí es intolerable.

Ahí estaba ella. En un callejón de apenas un par de metros sombríos y acre olor a orín. Atada a una carcomida y destartalada silla. Como si se fuese a escapar, para volver de nuevo a estar en lo más alto. Al rato volví a pasar por allí. Ya no estaba. Y el kiosko estaba cerrado. La calle era aún más sombría y estrecha. No volví a verla jamás. Y es que lo maniquíes, aunque desprestigiados, revelan de alguna forma, lo que siempre quisimos ser...


Cámara NIKON D200
Abertura f8
Velocidad 1/200sg
Objetivo Sigma 18-70 mm f/3.5-4.5
Longitud focal 70mm (105mm en 35mm)
Medición Matricial
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW