NADA MÁS POR HOY


(anochecer en la huerta de Valencia)

"La tarde fué triste. Sentada a la puerta de la barraca, creyó sorprenderle varias veces rondando por sendas algo lejanas, o escondiéndose en la cañares para mirarla..."(La Barraca, V. Blasco Ibáñez, 1902).

Llevaba mucho tiempo, años, queriendo volver a la huerta. Allí, cuando era niño, pasaba los veranos. Recorriendo con mi abuelo los naranjales y cogiendo a los despabilados caracoles que, tras una fuerte tormenta de verano en la que parecía caerse el cielo, salían incautos a raer unas hojas de hinojo. Al final acababan siendo arte y parte de alguna paella que mi abuela preparaba en la chimenea con leña de pino y romero. Eso sí que eran unas paellas en condiciones!

Recuerdo los avisos, advertencias y, llegado el caso, amenazas de mi abuelo cuando nos acercábamos más de la cuenta a algunas de las múltiplas acequias y
acequioletas que surcaban las pequeñas huertas familiares y que de forma ordenada regaban los campos de los vecinos. Curioso. Yo mismo me sorprendí diciendo lo mismo a mi hija cuando se acercaba a alguna estos días.

Volví, y volví a estar con mi familia. O al menos lo que va quedando de ella. Y ese anochecer, tras dar un corto paseo por donde antes era todo huerto y ahora, casi ahogado entre grandes muros de edificios y las luces que disfrazan el cielo de Valencia, pensé en lo mucho que me queda por hacer y lo rápido que se escapa el tiempo. Tanto que el día se había ido y nada más podía hacer hoy...


Cámara NIKON D200
Abertura f8
Velocidad 3 sg
Objetivo Sigma 10-20 mm f/4.0-5.6
Longitud focal 20mm (30mm en 35mm)
Medición Puntual
Modo: Manual
ISO 100
Calidad RAW
Recortada un 15% por arriba